Actualmente es un lugar común hablar de modelos educativos en Instituciones de Educación Superior. Ello no era frecuente en los años setenta, en la etapa de la expansión no regulada y la consecuente masificación de la educación universitaria en México. Carlos Tünnermann (2008) define, en un trabajo realizado para la BUAP, el concepto de modelo educativo de la siguiente manera: “es la concreción, en términos pedagógicos, de los paradigmas educativos que una institución profesa” y añade: “debe estar sustentada en la historia, valores, visión, misión, filosofía, objetivos y finalidades de la institución”. Contar con un modelo educativo significa que la institución ha desarrollado estrategias para otorgar unidad y sentido a sus funciones sustantivas, para hacer explícitos los valores y principios que orientan su labor educativa, elegir los enfoques pedagógicos adecuados para sus programas educativos, así como lograr un sello de identidad dentro de la comunidad.