Durante la segunda mitad del siglo XX comenzamos la experiencia de un mundo vertiginoso, de cambio constante, y de un procesamiento de cantidades inmensas de información. En los últimos veinticinco años nuestra vida se ha transformado a partir de los procesos globalizadores y tecnológicos en formas que jamás imaginamos. Nunca estuvimos tan interconectados, tan vulnerables a los vaivenes económicos y políticos y tan influenciados por un caudal de información y conocimiento que no se detiene y es accesible al instante. De ese modo, según el World Economic Forum (Gray, 2016), debemos comenzar a cambiar nuestras habilidades de cara a lo que se denomina la llegada de la “Cuarta Revolución Industrial”, vaticinada para 2020. Por ejemplo, los avances de la robótica, el transporte autónomo, la inteligencia artificial, las máquinas de aprendizaje, los materiales avanzados, la biotecnología y la genómica, entre otros desarrollos, harán que los empleos con los que contamos desaparezcan y surjan nuevos. Las diez habilidades que se sugiere debemos desarrollar ante los retos laborales que se presentarán son: resolución de problemas complejos, pensamiento crítico, creatividad, manejo de personas, coordinación con los demás, inteligencia emocional, juicio y toma de decisiones, orientación hacia el servicio, negociación y, por último, flexibilidad cognitiva