El cine mexicano de la edad de oro fue uno de los medios para
la consolidación del proyecto nacional. Para ello fue indispensable la invención iconográfica de las regiones, la cual fijó imaginarios, vía un extenso conglomerado textual. A través del análisis
de películas, guiones, carteles cinematográficos, stills, fotomontajes, carteleras, reseñas y artículos periodísticos, en este libro se
estudia el caso de la península yucateca y del escritor Antonio
Mediz Bolio. Además, se discute cómo las operaciones mitologizantes que tendían a unificar los discursos sobre las regiones no
fueron de naturaleza unidireccional. De este modo, se propone
que las resistencias que se generaron permitieron la reconfiguración de los discursos nacionales, al aflorar otros significados relacionados con la performatividad del género femenino;
los vínculos entre el poder, la racialización y la invisibilización
de la etnia maya en sus propios territorios; al igual que las
estrategias para representarlos como un espacio vacío que invitaba a su apropiación y domesticación.
“Desde una perspectiva inédita y novedosa, este volumen se concentra en tres películas que no han sido analizadas aún con el
rigor que merecen: La noche de los mayas (Chano Urueta 1939),
La selva de fuego (Fernando de Fuentes 1945) y Deseada (Roberto
Gavaldón 1951), a través de una aproximación a los conceptos de
identidad y a dos nociones por demás interesantes: la región y la
nación, en torno a un territorio casi olvidado en la cinematografía nacional: Yucatán”.
“Este libro es un logro notable, en su claridad y amenidad, por
abordar un tema ya clásico en los estudios cinematográficos desde una óptica influyente en la actualidad: los estudios culturales”.